Pese a que desde la invención de la ampolleta en el siglo diecinueve su uso ha sido inmensamente popular en todos los rincones del planeta, hace un buen tiempo ya que las viejas ampolletas incandescentes clásicas van en retirada. Diversos son los factores que las tienen relegadas, y muchos gobiernos han terminado por prohibir su uso y fabricación. Lo cierto es que hoy la oferta de iluminación interior para el hogar se compone principalmente de ampolletas LED y de las llamadas ampolletas de bajo consumo (o CFL, por la sigla inglesa compact fluorescent lightbulb, que quiere decir ampolleta fluorescente compacta).
Cada uno de estos tipos de ampolletas tiene sus propias ventajas y desventajas. Por ejemplo, pese a su seguridad luces LED son significativamente más caras que su contraparte. Pero uno de los aspectos que se acostumbra señalar sobre las ampolletas de bajo consumo es que su interior contiene mercurio, lo que implica un evidente peligro a la hora de que una de ellas se quiebre. En tal caso, estas son algunas recomendaciones sobre cómo proceder:
De cualquier modo, es importante recalcar que el mercurio que contiene una ampolleta de bajo consumo es de dimensiones muy menores, con menos del 1% del mercurio que se encuentra al interior de un termómetro tradicional.
Sin embargo, es comprensible y recomendable tomar todos los cuidados necesarios para evitar cualquier tipo de contacto, directo o indirecto con este nocivo elemento, por lo que seguir todos los pasos aquí ofrecidos resulta de gran ayuda. Tampoco deja de ser una idea digna de considerar el cambiar todas las ampolletas de bajo consumo para aprovechar la seguridad luces LED que, aunque cuestan más dinero, están completamente a salvo de eventualidades como la que acabamos de revisar.